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«Observadora cósmica» Andrea Villalba

Una observadora cósmica
arde posada en unos ojos lánguidos,
ojos que alumbran cuerpos en el exilio,
ojos que son efigies talladas.

Observa lo que subyace detrás
de esta prisión ilusoria
donde el tiempo es de hojalata
y la patria permanece en reposo.

Ahonda en el silencio de los transeúntes,
sé cómplice de su rigidez estable,
la metamorfosis suave
de aquellos que viven al alba.

Hay una estatua que finge amar
con sus labios de cera candente,
fantasma autómata
en este hostil deseo.

Onírica maga,
dama de blanco lácteo,
atraviesa el límite de las horas
y llega jadeante al reencuentro.

La lejanía camina con pies de ceniza
hacia la simetría insoluble,
respuesta extraviada
el mar abierto.

«Observadora cósmica» Andrea Villalba.

 

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