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«Al oír tu nombre» Enol Vigil.

Al oír tu nombre,
siento lo que el marfil de los elefantes
cuando se duermen bostezando.
Rodeados de un cuero terso, son
como mi palabra
seca sin la tuya,
o boca vacía
de tenues algas.
Si no me hubiera equivocado,
habría seguido
tus líneas con mi mano,
te hubiera seguido acechando
tu rostro, como de harina,
henchido por mi salitre.
La soledad,
solamente la soledad
me devuelve tu marea,
con la resaca ígnea
de tus ojos verdes.
Y te veo aquí sentado,
moteado de saliva,
bordado por mil agujas
que no son las mías
y en cambio se parecen
a las mismas
de mi dolor y de mi deseo.
Si es que son cosas distintas.

«Al oír tu nombre» Enol Vigil.

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