«El hormiguero» David Roldán
En la persistencia hay un sacrificio y en el sacrificio hay un goce y en el goce hay una disipación que requiere, austera, la mecánica de otra persistencia.
Rafael Courtoisie
A la orilla rocosa del acantilado
aprenden a jugar una jauría de niños.
Pequeños y vacíos, ruedan dejándose caer
en la acritud de los enterramientos, caminos y exilios.
Descalzos, ocres, de rodillas y orinando,
en la alborotada tierra,
descubren una civilización antigua,
laberíntica, de ayer o de cuando ellos nacieron.
Con sabiduría arqueológica,
urdiendo la hendidura fresca y roja,
sus dedos combaten las raíces de otros brotes
que habían encontrado a la misma mujer hacía tiempo.
Igual que el pensamiento,
fluyen ellos ya con los brazos perdidos.
En la distancia son solo cuerpos
al sol
tumbados.
Nadie sabe del hallazgo ni hacia dónde, lentos, los lleva.
«El hormiguero» David Roldán.
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