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«Nona» Sesi García

Ver cómo se aproxima la hora tonta,
el sofá magullado igual que las rayas de aquel artículo
en prensa, el cielo impredecible
con el perro delante lamiéndose las patas.
Ralentizar la pausa y recordar,
cuando busco la paz de los ojos cerrados,
el abuso que hago de este verbo.
Amagar la lectura —qué diferentes los momentos
para leer y escribir—… y tener sueños nítidos.
Intuir que afuera sigue el tráfico
y que los detectives se mojan las chamarras
por puro vicio a esta ciudad.
Notar naufragios de descansos viejos
clavándose en mi espalda
y retomar la vida apenas donde la dejé.

«Nona» Sesi García.

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