«Platero» Antonio Sancho
Platero es un terpenoide semisólido, cristalino y ceroso, de penetrante olor.
Cuando lo llamo, acude impulsado por sus retromotores a chorro de gas propaxol excavado en los géiseres de Venus,
y quema los prados en su vuelo rasante, aniquilando las florecillas rosas, celestes y gualdas.
Sus ojos fluorescentes alumbran la noche como dos malsanas estrellas verdes, reconociendo los montes en busca de rebeldes mutantes que exterminar con sus cañones de plasma, sus balas guiadas por rastro de calor e inteligencia crítica.
Programado para perseguir cualquier indicio de humanismo, cualquier tropelía mística, lo dejo suelto y parte a incinerar libros de poesía, soñadores y heréticos veganos.
Fabricado en serie en los muelles orbitales de Daesong Industries & Weaponry, Platero es la perfecta máquina de odio-muerte, es la ausencia de vida, es la aleación pura y el puro fuego de altos hornos y ruedas de oruga quebrantahuesos.
Sumergido con su trotecillo alegre en la masacre, las placas de su fuselaje cubiertas de carne ojos y sesos desmenuzados, entre el zumbido de las sierras semi-automáticas y los cañones de púas, parece que se rie en no se qué cascabeleo ideal…
Todos, arrodillaos ante el poder terrible de Platero, suplicad por vuestras vidas miserables, no levantéis la mirada del suelo sepultado bajo los huesos de vuestros seres queridos.
Llorad, pues Platero desea vuestras lágrimas, desea vuestra sangre y vuestros primogénitos no-natos.
Rogad a vuestros dioses caídos, desterrados al polvo por la producción superior de Daesong Industries & Weaponry. Y larga no vida, y larga no vida a nuestros amos de Daesong Industries & Weaponry.
-Fin del comunicado. Sumisión inmediata, exigimos sumisión inmediata-.
«Platero» Antonio Sancho.
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