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«Umbral» Rubén Roca

Ocurre siempre, es siempre igual.
Habitar en lo que observas
termina en agotarse.

Por eso hoy —en esta playa— sabemos
que pronto deberemos abandonar
la quietud segura y caliente de la arena.
Dejar atrás el gesto
que señala el mar
y en la distancia que se abre
entre el pálpito y la boca,
le da un nombre que no necesita.

Al atardecer
—metidos ya en el agua—
nuevamente el pecho es frontera
entre los ojos que miran y la otra parte
del cuerpo sumergido
que desnudo desconoce.

Toda luz impone su secreto.

El sol desciende como un fósforo.
El mar es un espejo que nos arde.

«Umbral» Rubén Roca.

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