Zéjel. Revista de arte, literatura y pensamiento.

Nº6  – Mayo 2021

(Número on-line)

E-ISSN: 2530-0601

Cuando una vez dije que para mí la poesía debía aludir a algún tipo de universalidad[1], remover el no-sé-qué que todos llevamos en el cuerpo, quien me escuchaba se llevó las manos a la cabeza. Recuerdo que contestó “eso ya no se lleva”, “eso está superado”, “¿quién esperaría algo así de una expresión humana tan maleable?”. Desde entonces persiste en mí la obsesión por identificar (con una mala actitud casi de manual) aquello que suscita el asombro en el poema, lo que lleva a nuestra boca a moverse así: “oh (suspiro) qué bello, qué verdadero”. Al ver los huesos de Zéjel crecer, he luchado contra la injusta y hermosa afirmación de Fernando Pessoa “escribir es fingir”. Hace solo unos días, escuchaba otra inocente y contundente declaración: “escribimos sobre lo que pensamos que es bonito”[2]. Aunque esta revista nació para conservar la unión y amor de tres amigos, hace tiempo que Zéjel trascendió esta anécdota personal para iniciar una etapa mucho más consciente de las diversas realidades poéticas actuales. Ahora y más que nunca, hemos querido recolectar las moras más selectas[3], observar y exprimir el cesto para conocer mejor el zumo del que formamos parte.

La realidad histórica que vive nuestra generación ha reforzado nuestra avidez por recopilar, reunir carne y palabras nuevas. El primer amago se produce con la organización del recital poético La palabra que contamina durante el verano de 2020. Quisimos presentar un escaparate de joyas poéticas raras (más, menos, o incluso nada conocidas, pero todas ellas brillantes). En este número, continuamos esta tendencia siguiendo los pasos de otras hermosísimas antologías de poesía joven nacidas este año, como Cuando dejó de llover. 50 poéticas recién cortadas (Sloper, 2021), editada por Jorge Arroita y Alejandro Fernández Bruña, o Árboles frutales (Editorial Dieciséis, 2021), editada por Adrián Viéitez. Y es que, aun sin haber compartido esta impresión con el resto de los editores, reconozco que yo veo en este número un regusto a antología más que a revista. Diría que Zéjel es una antología anual, viva, en continua reinvención, en permanente vuelta al vestidor. El carácter antológico de este número radica en la construcción de un autorretrato generacional contundente. Nuestro elenco se sienta a almorzar en la misma mesa, construye una escalera con su abrazo: dialogan, gritan, lloran, preguntan sobre la planicie de la familia, la infancia, los extraños huecos del mundo y del amor. Presentan un poema colectivo hilando una narrativa casi meditada, como habiendo previamente acordado tejer todos juntos el mismo mar de verano[4].

La vida y el formato de Zéjel son extraños: somos una revista sin prisas, de una pasmosa lentitud y que irrumpe sosegadamente. La mala digestión de Zéjel es ya casi una mala costumbre: solo una vez al año madura en su estómago lo más nutritivo de la poesía joven actual. Nos atormenta reconocer que toda recopilación de voces está naturalmente sesgada, que hay algo de injusticia en cada número. Por primera vez en la corta vida de Zéjel, hemos contado con más de trescientas cincuenta propuestas, todas ellas sabiendo acariciar la belleza en el desgarro, como lo hace el golpe de un martillo sobre una flor. Este es nuestro extraño oficio: acompañar desde el agradecimiento a quien se admira y seguir extendiendo los brazos hacia los que toman asiento desde fuera y deshilachan esas flores desperdiciadas.

Con este ejercicio antológico (la selección cuidada, meditada y ampliada) siento que la poesía no es más que un rastro pactado. Es un acto a medias: insinuar, suscitar, inspirar, iluminar. El poema es una montaña

es subir para buscar el lenguaje

ponerse en peligro          jugar a ser padres

sembrar verdes sobre los mayores desastres

habitar el verano siempre

ofrecer el pan          sugerir la familia

Es dormirse azulado despertarse como recién salido del mar y preguntar son estas mis manos voy a enterrarlas qué crecerá si las sumerjo tanto tiempo. La poesía es eso, una siembra constante del propio cuerpo y crecer árbol salado. Lo dice nuestro elenco: fermentan en sus bocas otros mundos. Escribir es persistir en la juventud.

«Poética» David Roldán

[1] ¿Existirá una correlación entre “universal” e “inmortal”?

[2] Este Editorial ha sido reescrito en cuatro ocasiones. Su versión final brota de una conversación íntima que no pretendía ser documentada. Me hace pensar que todo ensayo deriva del amor y de lo cotidiano.

[3] La mejor temporada de recogida de estos frutos rojos comprende los meses de agosto y septiembre, al ocaso del verano, justo cuando acontece y se cosecha todo.

[4] ¿Y qué ocurrirá este verano que se nos echa encima? ¿Cuántos nuevos poemarios vendrán tras el zumbido de la abeja, con el accidente de la primera ola?

Logo Zéjel

de qué estás hecho mundo
te alcanzo con dedos torpes
acaricio tus flores y me mancho de tierra
la tierra huele a libro viejo
cuando no existían los libros
los seres debían oler la tierra ilegible
si no se escribía sobre el mar
dónde se suicidaban las poetas
pienso en ti mundo
pienso en tu estructura interna
en si existen otros mundos y otras poetas y otras aguas
por más que miro en todas direcciones
no alcanzo a ver más allá de tu mar

«Mundo» Javier Calderón Luna.

Logo Zéjel

no one leaves home unless
home is the mouth of a shark
Warsan Shire

Al final nunca fuiste a Madagascar
porque, por qué ir allá cuando puedes quedarte aquí
observando los cauces de los ríos,
las comisuras de los montes rasgados
por uñas rocosas y piedras post punk

y que nadie te diga que tú no puedes,
que no puedes levitar en este devenir de los sucedáneos
de gestos de desa(n)grado no disimulado
cuando te cuentan que dejaron a aquella niña abandonada a su suerte
en la isla de Mtsamboro: su padre pedía ayuda y pensasteis que venían a robaros
la nevera de la playa llena de cervecitas frescas
soplaba el viento soplaba el viento en aquella playa
a la que jamás fuiste
donde arriban los kwassas**
los cruceros nunca atracan ………………….ahí
acampan los comoranos
hacen fogatas y beben el agua de la lluvia
y los franceses en sus veleros
sacan fotos con modernas polaroids
vestidos de marineros
con polos de rayas
blancas y azules
cantan a coro:

¿por qué vinieron a morir a estas costas,
a enrojecer con su sangre la arena más beige del mundo?

mira qué foto-souvenir: un hombre sostiene en sus brazos
un cuerpecito inerte envuelto en un salouva*** de flores grises.
los veleros ya no navegan donde abundan los salouvas
envolviendo cadáveres de flores grises.
pero ¿igual puedes subir a las redes la foto expiatoria?
que nadie te diga que no puedes crear tu propio obituario posmoderno,
explayarte en tu gusto extático por la necrosis.
tu ojo derecho (que es tu ojo morboso) captura el instante:
te relames

«Al final nunca fuiste a Madagascar» Blanca Berjano.

* Poema extraído de La barrera más bonita del mundo (Luces de Gálibo) – I Premio de Poesía de la Fundación Caja Navarra.
** Kwassa-kwassa: Piragua o embarcación de madera cuya función es semejante a la de una patera. En los kwassas viajan clandestinamente los migrantes comoranos y malgaches para llegar a Mayotte.
*** Salouva: Vestimenta tradicional que llevan las mujeres mahoresas; consiste en una colorida túnica atada en torno al pecho y que cae hasta los tobillos. Se combina con un tocado en el cabello (kishali) que suele variar en cada parte de la isla.

Logo Zéjel

He ido a la playa con mi bañador de langostas
me he metido donde nadie lo hace donde
cubre hasta el pubis donde nadie
quiere alejarse a orinar

He encontrado un recibo en el bolsillo
hecho con papel de temporada
papel de verano en Benidorm
de oferta y descuento no acumulables
y lo he mirado con los ojos de quien cuenta en pesetas

Pizzería Carlos
le atendió Trini
buon apétit

Las olas se llevan parte del recibo
Aprieto en mi palma el trozo que me queda
Gracias por su visita
y se me escapa

«He ido a la playa con mi bañador de langostas» Ignacio Pérez Ceron.

Logo Zéjel

Ocurre siempre, es siempre igual.
Habitar en lo que observas
termina en agotarse.

Por eso hoy —en esta playa— sabemos
que pronto deberemos abandonar
la quietud segura y caliente de la arena.
Dejar atrás el gesto
que señala el mar
y en la distancia que se abre
entre el pálpito y la boca,
le da un nombre que no necesita.

Al atardecer
—metidos ya en el agua—
nuevamente el pecho es frontera
entre los ojos que miran y la otra parte
del cuerpo sumergido
que desnudo desconoce.

Toda luz impone su secreto.

El sol desciende como un fósforo.
El mar es un espejo que nos arde.

«Umbral» Rubén Roca.

Logo Zéjel


I
Vendrá la ballena azul en la noche
a devorar con sus colmillos de nieve
el secreto de las flores.
Vendrá la ballena azul en el día,
ron y trigo,
a devorar las calaveras infantiles.

II
Se alimentará como un hijo
de tu vientre de arcilla.
Serás, acaso, enjambre deshecho
para avispas oscuras.

III
Ya saciada, abandonará el lecho,
pues de ti, apenas quedarán despojos
de hembra y costillar descarnado.

IV
No volverá. Escupirá
en tu boca la palabra dada,
mas nunca te llamará Madre.

«Hermana de los hombres» Judit Tirado.

Logo Zéjel

la creación es
un bebé gritando en la noche
que exige atención y afecto
tú como madre urgente
debes incorporarte
coger el lápiz rápido
apresurarte y mecer
con ternura lo que llora
si no
a la mañana siguiente
confiando inocente en la memoria
solo habrá sobre la mesa
entre los papeles
el eco
de la criatura nonata

«ser madre»Irene Cascales.

Logo Zéjel

al nacer mi madre me cogió del talón
me sumergió en sopa caliente
quedaron fuera
mi talón su                mano
mi boca llena de tierra


es cierto:
la semilla no germinó
a causa de la leche

                             ¿cuánto podré comer y beber de ti
                             hasta que el cuerpo se consuma desaparezca?
                             ¿cuándo me invadirá toda la luz
                             y quedaré protegida por el alimento?

quizá pronto
puedan nombrarme sin vergüenza

«una profecia» Rocío Simón.

a diario pienso en alimentar
a todos los hijos que no tendremos nunca
a las hijas que no tuve con mis amantes


quisiera besarte          mientras estrujo un puñado de fresas
alimentar con su jugo
a toda la infancia no nacida


                             ¿serás tú por fin mi único hijo?
                             ¿me dejarás alimentarte con la carne de todos los pecados?


primer plato:


                             ojalá besarte mientras meto
                             la mano en el cocido de mi madre


la restricción me ha hecho comerme a todos mis maridos
quisiera
                             un collar con los talones de todos mis amantes
                             engordar de un amor tan grande


dieta blanda para la purificación
tan felices qué alegres
forman un bodegón de muslos
se acarician con la suavidad
de la naturaleza muerta

«un bodegón vacío» Rocío Simón.

Logo Zéjel

Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero.
Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales
Blas Infante

Muere
muere un jornalero
.              (otro, otro)
tras un golpe de calor
y ser abandonado
en un centro sanitario.
Encomiéndate.
Encomiéndate a este suelo que trabajas,
pero nunca será tuyo.
Entrégale tu corazón
-alimento de fresas y aceitunas-,
riégalo con tu sangre.
Escoge una brizna de aire,
un soplo de fuego,
y ponte de rodillas.
A rezar, a morir,
pero de rodillas.

Mujer temporera
se convierte en esclava
esclava sexual
.              (otra, otra)
en los campos de Huelva.
Entrégate.
Entrega tus pies y tu vientre
y tu lengua, tus dientes.
Entrega tus caderas y tu sexo
al patrón a caballo
que va camino del Rocío.

Y tú, de rodillas.
Tú de rodillas:
a ser embestida,
a rezar o a morir,
pero de rodillas.

Baratísimo, niña,
el fresón y el tomate los tengo baratísimos. Solo cinco euros el kilo,
.              (Veinticuatro
.              euros el cuerpo
rojísimos
.              tostados de sangre y sol
y jugosos
.              se pudren en las semillas;
.              se te quedarán entre los dientes
.              y germinarán ahí
.              las vidas con las que se abonan).
¡Y por solo cinco,
.              (solo cinco)
solo cinco euros el kilo!

«Fresón de Huelva» Paula Melchor.

Todos los hombres que trabajan se parecen a mi padre.


Mi padre es un hombre común:
cincuenta años
dos hijas y una
mujer a la que besar por las mañanas.
Siete horas diarias de jornada laboral
y un campo al que volver
los fines de semana.
Mi padre
ha sido muchos hombres:
.              pintor albañil
.              electricista y panadero
ha tenido
muchas y variadas
formas de muerte laboral
.              [y ahora cuida de las flores.
Mi padre ha sido muchos hombres
hasta alcanzar la calma necesaria
para ser mi padre.

«Todos los hombres que trabajan» Paula Melchor.

Logo Zéjel

Es tu propia desnudez
Levítico 18:10

me ve desnuda: cierra su puerta


cerco erguido entre el cuerpo incapaz
de oponerse a la experiencia

y el cuerpo incapaz de perdonarlo

«Padre» Annie Costello.

Logo Zéjel

Mi madre vierte sobre el mueble de la cocina
veneno para hormigas


productos químicos letales en forma de
minúsculo arroz rosa

las hormigas acuden a él


se lo comen y al poco

caen rendidas


y acuden más


y más


todas se abalanzan sobre el festín
salvo una


hay una hormiga que carga con
uno de los granos


avanza en dirección contraria al resto
de vuelta a casa


el grano es más grande que ella pero
el esfuerzo no parece importarle


se aleja


un punto rosa sobre el mueble


quiero que mueran
todas salvo esa


qué estás haciendo?
me pregunta mi madre


le respondo
pensar en ti.

«Un punto» Manuel Mata.

Logo Zéjel

En la cinta está mi madre, su voz
me pide un beso
una mano de tamaño reducido al de ahora
abre el puño
deja caer las margaritas que había tardado en escoger
y corre hacia la boca
ahí pega su palma
hinca los dedos al azar
y siguiendo la trayectoria de un abanico que se abre apresuradamente
arroja todo su amor en el aire
En la cinta estoy yo
mi hijo también
no se oye mi voz
la suya tampoco
no hay campo
ni fiestas de gente de campo
ni olor a almendras garrapiñadas
la boca enmascarada
y no es Carnaval
el amor prohibido
el cuerpo constreñido
el algodón dulce sin hilar
la noria sin espectadores
la infancia diluida con gel hidroalcohólico
la limpieza sobre todo
sobre el juego
sobre el libro
por debajo de las pisadas…

…las magdalenas de Proust en una cinta que ya no graba nada.

«De cintas y magdalenas» Maria Pina Fersini.

Logo Zéjel

Un retrato de infancia
la inocencia a la izquierda
a la derecha paredes pintadas
GORA ETA! GORA EUSKADI ASKATUTA!
tan propio del lugar
como la amenaza cruel de tormenta


la única bomba que llegó a estallarme de cerca
en 2008
atentado contra Euskal Irrati Telebista
un golpe cristalino


mi ama llegó tarde a casa, mi aita no
quiso hablar del estruendo
los niños no comprenden la violencia

Markel Hernández.

Logo Zéjel

entre el dolor y la nada
elegí el dolor
Nacho Vegas

un sillón de mimbre
huele a todo lo que perdimos a los ocho
en la casa de mi abuela
hay una sala que recibe a las visitas
y no recuerdo verla:
cuando yo aparecí ya se había vaciado

ahora todo esto
el sillón la sala lo de antes
me amenaza como un escorzo
que cuando me doy la vuelta revela mi
innecesaria existencia

Pablo Bedía Sanjurjo.

Logo Zéjel

En el comedor duermen ratas,
enormes, hambrientas;
que fuman,
me llevan los cigarros
del bolso viejo que siempre cuelgo de la silla
que no es mía ni de ellas
sino del alquiler donde vivo.
Una renta
con ratas drogadictas que ríen,
me observan,
dejan bacterias en los vasos,
tienen sexo en el congelador.
Aprecian vivir aquí,
agradecen mi paciencia,
continúan durmiendo

«Ratas» Ernesto Naveda.

Logo Zéjel

Así, al terminar de comer, mis huesos hablan de no haber comido.
Ofrezco la cafetera al fuego,
 .                                                                                                      semilla líquida.


Una pantalla de luz y una imagen turquesa sobre un tiempo gris,
la gente se pregunta:
 .                                                                                                     ¿qué es el éxito?

He recogido los restos de café esparcidos en la mesa
y he pensado en los diez años que han pasado mientras limpiaba granitos de café
 .                                                                                                     esparcidos por las mesas.
Me he sentado durante diez minutos frente a diez años cansado.
Con las piernas cruzadas, ausentes, separadas del cuerpo
 .                                                                                                     -y quizá los párpados cerrados-,
ensoñado, de repente canta un pájaro
 .                                                                                                     -o quizá la cafetera silba-,
tal vez existan otras formas de ganarse la vida.

Alfredo F. Crespo.

Logo Zéjel

Se nos cierran los ojos en el sofá
Ya tenemos más de cien años
Imagino que moriremos juntos
La última película de la Guerra de las galaxias
Resulta todo un éxito


Por la mañana
A todos nos huele mal la boca
Y estamos un poco más tristes
Miro tus ojos mientras mojas la galleta

«Star Wars» Lucas Sellán.

Logo Zéjel

Me pregunto
qué haremos
ahora que hasta el pan
nos ha sido negado.
Qué marcará el inicio del día.
Cómo sabremos que el sol
trabaja otra jornada.
Allá donde nuestra vista no alcanza
mientras desde detrás del cristal
creemos que aquí acaba la vida
las voces siguen rumiando.

«Me pregunto» María Limón.

Logo Zéjel

A Paloma

Tú no eres como las demás —dijiste
queriendo enamorarme,
y pensé de repente en mis amigas,
que son maravillosas,
en las protagonistas de los libros,
en la chica del tiempo y en mi profesora
de lengua,
que me enseñó a contar.
Pensé en mis compañeras de trabajo,
en las kellys y en Uma Thurman,
y me di cuenta entonces:
a mí sí me gustaban las mujeres.

«Las demás (Cuestión de gustos)» María Sánchez-Saorín.

Logo Zéjel

No creo más en ti que en la dura roca
o en el taxi que me lleva a casa de madrugada. 


Pero tampoco creo en casa más de lo que creo
en ti
o en la promesa de raíz
                           certeza concreción anclaje
ante la duda. 

La duda que nos une en esta sed
de sacrificio y muleta en el trastero,
en la promesa del esguince para evitar la imagen. 

La cordura puede romperse
como se rompe una pierna: jugando. 

[Por tanto,
no creo más en mí que en la escayola.] 

Dudamos y llueve, amor, pero
sabemos de la fruta y de la vida
e intuimos el orden que subyace
a ciertos misterios cotidianos.

Javier Calderón.

Logo Zéjel

Desearía darte un durazno que ya esté maduro
y que al mirarlo tu vello se vuelva naranja
y que al morderlo tus labios sean jugo dormido,
la pulpa dentro del pecho si masticas
refugio sensible a la piel macerada.

un gesto:
señalar tu boca
seguir el surco del agua
hasta las líneas ocultas
de tu tierra
donde nace el terciopelo
ahí estará mi mano
solo ella sabrá
salpicar las arrugas
escondite
para el líquido
que caerá
en la tierra.

Pero has agarrado un pomelo y me he sentido perdida
un cambio de fruta es una pena cerrándose
perdona si no puedo exponerme
en el fluido rosáceo que amarga tu boca
un pomelo no es un durazno
un pomelo no tiene semilla
¿por qué eliges el cítrico si escuece?
yo beberé cuando la sed.

«Desearía darte un durazno que ya esté maduro» Laura Sanz.

Logo Zéjel

There is a light that never goes out
The Smiths

Todos los veranos sentíamos la rapidez de los noviazgos,
rescatábamos el furor de bailar en las verbenas
rodeados de luces que nunca se extinguían.

Era la moda del color y lo admisible,
de darnos a oscuras el calor que nos sobraba.
A pesar de la piel fresca y la inocencia quebradiza,
buscaríamos nuevas formas de salvarnos
al no querer ser mayores antes de tiempo.

Pediríamos la lentitud de los instantes
para guardarlos una vez se fuesen lejos.
Jugaríamos por última vez en horas raras,
diríamos adiós y hasta mañana
sin saber nunca a dónde fuimos.

Como un conjuro repetido para siempre,
hemos anclado la escena en la memoria.
Ahora la única belleza que nos queda es la del lenguaje.

«El final» Alba Moon.

En esta tierra donde los amigos están lejos
y el tiempo pasa de forma pausada,
despertamos convencidos del avance.


Pensamos que a una edad, triunfar es tener prisa por irse.
Aunque el mar ya no exista y solo el gris nos atropelle,
aunque la nómina nos atormente y la luz se vaya a cada rato.

Siempre tendremos la certeza del fracaso
y toda una vida para culparnos juntos.

«Certezas» Alba Moon.

Logo Zéjel

Quisiera empezar por una carta


contarte que aquí los pájaros
siguen su canto
cuando se los lleva el mar
y se funden con el cielo

(pero aquí no significa nada
sino adentro)

los paisajes que atraviesan las ventanas
del coche del tren
se desvanecen
pero algo siempre acaba quedándose
algo siempre
pero siempre algo también se deshace
fuera y lejos
pero siempre algo también
dentro y cerca
aquí
repito
aquí

quisiera decirte
no estoy hecha
para la pérdida
pero los pájaros y la gente
igualmente se van

(pero aquí significa adentro

significa
no se van del todo

nada

nunca)

«Quisiera empezar por una carta» Laura Villar.

Logo Zéjel

un pájaro acaricia con su vientre
______blanco las ortigas
mientras el tiempo corre
las generaciones se consumen
y fugaz
el rostro de una mujer agachada
______el pelo tras la oreja
dice
he amado tanto


los cuerpos cansados saben
la primera condición
______es significar poco

«un pájaro acaricia con su vientre» Carla Nyman.

Logo Zéjel

A una flor la eleva el vuelo
y termina tejiendo caminos
por la abertura azul de la tarde,


sus tumbos dejan
una línea vaga
entre el sol que cede
y la llaga en la tierra.

Tras su paso…
un olor fingido bajo la lengua,
un regusto a fruto maduro;

luego nada,
como si los signos de mudanza
fueran nuestra única definición.

«A una flor la eleva el vuelo» Gabriel Baldoy.

Logo Zéjel

Recorremos el campo,
nuestras piernas
caminan entre césped,
hay viento,
aridez en el aire.


Cansadas de verbalizar
nos acurrucamos cerca de una madriguera
encontramos
al animal,
queremos sacar su leche,
contemplar el nido,
abandonar el cuerpo
y transcribir la vivencia
en el hueco de la memoria,
desasirnos del lenguaje
aprendido,
ser voz habitada.

Dejamos un cuchillo
enroscado
en nuestros ombligos,
tocamos a rebato
la sangre que riega
el disparo en el árbol,
atravesamos
el útero
bajo la carne
que nos guarda,
tocamos la infancia.

«Infancia» Elisabet Fábregas.

Logo Zéjel

Nada me permite este encuentro
entre el despliegue del cuerpo
y el recogerse del lenguaje.


La pasión no es cuestión de resultados,
sino de posibilidad.
Soy la advenediza de la elipsis
a través del sentido.
Y tú, amor, en qué punto te aciertas
en todo este lenguaje desbordándose hacia los límites
de todo este cuerpo.

«Cuerpo abyecto, lenguaje deseado» Carmen Lendínez.

Logo Zéjel

Agarro con mis manos ateridas
el nudo que desborda mi garganta.


Trato de contener su fuerza,
empujar hacia dentro el amasijo
de penas innombrables,
explicar con palabras de este mundo
que me habita un bullicio de silencios,
que si en mí queda algo de mí
tendría que hallarlo en el nudo.

«Nudo» Elisa Sestayo.

Logo Zéjel

todo el ruido rompe con el deseo de irse
y a la vez una solo puede perderse en el ruido
hay muchas palabras que retumban constantemente en la pelvis
luego arañan los muslos se cuelan en tu cinturita
tenemos un ruido un ruido de locos dentro
y un millón de ronquidos
agazapados en el cabecero de la cama
y quiero atraparlos todos y ser capaz de decir
todo este ruido adentro me pertenece
todo este ruido dentro arrulla y rompe
en mis pechos blancos y me ciega
y estalla ante mí
irrefrenable

«todo el ruido rompe con el deseo de irse» Mayte Martín.

Logo Zéjel

No queda lejos la ruina.
______[La oscuridad es la falta de luz.]
En este punto de la tierra dos amantes hace siglos,
______[Es sencillo que se dé una falta absoluta para el ser humano,]
como en cualquier comienzo. Y es doloroso nombrar
______[sin embargo, la oscuridad absoluta no existe,]
el origen incierto de las cosas, porque siempre es mentir, y la mentira es una prórroga.
______[porque la luz no es solo el espectro visible, sino]
Es eso quizá: la demora. Lo que los nombres demoran,
______[todo el espectro electromagnético.]
lo que los amantes demoran. Sí,
______[Entre todo cuerpo la luz existe,]
hay algo obsceno en la dilación, lo terriblemente impúdico
______[aunque sea imperceptible a los ojos.]
de cuanto no se ve. Sí,
______[De este modo,]
hueco habitado donde se hunde tu mano
______[no existe la oscuridad,]
y mi mano.
______[sino la luz]
Mira cómo te ofrezco este cuerpo, justo este,
______[más cruel.]
con las palmas rendidamente abiertas.

«No queda lejos la ruina» Héctor Aceves.

Logo Zéjel

si apago la luz cada noche, se enciende la sombra
anticipada del sueño;
tu cuerpo y el mío avanzan juntos
por un suelo sin orillas.


en ese pasillo que solo
se ha mirado a la luz de su final, permanecemos
con la vaga esperanza del nombre sellando las formas.

hay ausencias que existen para siempre
porque mi mano las toca

días en los que, como si nada,
muero por ninguna cosa.

vivir parece entonces un recuerdo.

«si apago la luz cada noche, se enciende la sombra» Helena Pagán.

Logo Zéjel

nada acontece.
una escalera proyecta su sombra hacia lo alto
y deja que en los techos se filtre al fin el polvo.


solo irá hasta allí de un dios la luz en sueños
ondeando la bandera del olvido.
y seremos el germen, la simiente,

la raíz de esta nada
que bucea entre nosotros
que obra por desorden la razón y la calma,

tapiz de vida bajo la vida
que urde el tiempo
como madeja suya.

«nada acontece» Federico Ocaña.

Logo Zéjel

I

Se una scarpa spaiata su matasse
di posidonia secca e crepitante
capita ai vostri passi, per favore
riparatela ai piedi delle rocce
dove ingrassano i capperi.
Altro di me non credo che rimanga.
Questo mare corrode e non deterge,
ma almeno adesso i piedi
non si impastano più di sabbia e polvere
e la scarpa ha conquistato il diritto,
la libertà di attendere
che il bocciolo dischiuda un fiore bianco.

II

Ero pronto a sgobbare sui cantieri,
non a schivare il sibilo
delle cinghiate. Quando gli scafisti
hanno intuito la fine imminente,
ci hanno frustato per buttarci a mare.
Nel tumulto di lingue,
di urla, sangue e sale
non so se la manovra
di alleggerimento sia riuscita.
Ho soltanto provato
ad ingoiare l’ultima bestemmia,
anzi, ho sorriso a Dio. Ma non so
se questa immensa quiete
sia esattamente il premio promesso
senza il bacio sugli occhi di mia madre.

III

L’onda scura si abbatte sulla riva
con la copiosa messe
di posidonia satura di sale.
Ebbi la bocca riarsa nel supplizio
che mi accostava all’eroe del mito
ma non avevo colpa da espiare,
non avevo peccato di superbia.
Nello slancio tonante e impetuoso,
mare senza pietà per l’assetato
mi hai mulinato insieme alle alghe morte
mentre morivo in te disidratato.

IV

Dopo tanto rumore
tutto si ricompone nel silenzio.
Rimpiango solo i muscoli
tesi prima di sciogliersi sui cento
metri di pista rossa, mal contati,
sul campetto ai bordi di Kaduna.
Ora la pelle, elastica e compatta,
concorre con le squame di un branzino.

V

Per ore in un difficile equilibrio
ho resistito in cima all’autocarro,
colmo all’inverosimile. Sembrava
portarci alla salvezza come l’Arca,
su una pista illeggibile di sabbia.
Lassù fantasticavo di paesi
torniti dalle rondini, dal canto
libero di altri uccelli variopinti.
Ma, prima del Diluvio in mare aperto,
solo latrati il cuore hanno fiaccato
e ragli di somaro alla cavezza.

«Mediterraneo, migranti» Giovanni Bracco.

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I

Si un zapato solitario
en madejas de posidonia seca y crepitante,
apareciera a vuestro paso, os ruego,
refugiadlo al borde de las rocas
bajo las henchidas alcaparras.
De mí nada más queda. Este mar
corroe y no limpia, pero al menos
los pies ya no llenan de arena y polvo
y el zapato se ha ganado el derecho,
la libertad de esperar
que el capullo descubra una flor blanca.

II

Para currar en la obra estaba listo,
pero no para esquivar el silbido
de las correas. Cuando los lancheros
sintieron el final que se acercaba,
nos azotaron para empujarnos
al mar. En el tumulto
de lenguas, gritos, sangre y sal,
no sé si descarga tuvo éxito.
Me limité a tragar la última blasfemia
y sonreí a Dios. Mas desconozco
si esta inmensa paz
es realmente el ansiado premio
sin el beso en los ojos de mi madre.

III

La ola oscura se estrella en la orilla
junto con la copiosa siega de posidonia
saturada de sal.
Era la boca seca en el suplicio
la que me volcaba al héroe del mito
pero no había culpa que expiar,
menos aún pecado de soberbia.
En tan impetuoso, resonante arrebato,
despiadado mar con los sedientos,
me trituraste junto a las algas muertas
mientras moría en ti, deshidratado.

IV

Después de tanto ruido
todo vuelve a ser silencio.
Extraño solo los músculos
tensos antes de deshacerse
en cien metros de pista, mal contados,
en la cancha al borde de Kaduna.
La piel ahora, elástica y compacta,
compite con escamas de lubina.

V

Durante mucho, en equilibrio,
resistí encima de un tráiler,
lleno hasta la saciedad,
que parecía llevarnos a la salvación
cual Arca de Noé sobre una pista
ilegible de arena. Allá arriba
soñaba con países rodeados
por locas golondrinas, por el canto
libre de otras aves variopintas.
Mas antes del Diluvio en mar abierto,
queda el corazón debilitado
por el ladrido de los perros
y el rebuznar de un burro en el cabestro.

«Mediterráneo, emigrantes»* Giovanni Bracco.

*Traducción del autor, corrección de Narciso Raffo. Nota a la traducción/corrección: Inicialmente, Giovanni Bracco envió sus poemas en español, que partían de una interpretación libre que él había hecho de sus propios poemas en italiano. Más adelante, se le solicitaron los originales, con la sugerencia de que podían incluirse en nuestra sección “Desembarcos”. Tras la recepción de estos y previa consulta al autor, trabajé en una traducción intermedia que, teniendo en cuenta su creatividad, fuera al mismo tiempo cercana a los textos originales.

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Hay que empezar
la década otra vez,
la línea va torcida.

«Década» Luis Chaves.

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La paradoja de los
años que pasan volando
aunque cada día dura una eternidad.


Noviembre se apaga y
se incendian los árboles
en el fuego verde del verano.

Como en la hora difícil para
los del pabellón de detox,
cada propósito del Año Nuevo
depende del azar.

La ansiedad y los líquidos:
imposibles de comprimir.
Aunque la bolsa inflada por el viento
aquella tarde colegial,
el trayecto del último bus a Barva
cada noche de los 15 a los 22,
y la foto donde se confunde
el antes y el después.

Hoy, damas y caballeros,
trasplanté geranios.
Los dedos entraron y
salieron de la tierra suelta
y no pensé en la progresión
geométrica de los años
ni en la rehabilitación
ni en ninguna otra cosa.
El ruido de la provincia
llegaba en delay,
debajo del agua,
y si algo se fermentaba
en la mente en blanco
es muy temprano para saberlo.

«Mecánica de fluidos o la edad metabólica» Luis Chaves.

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También en una misma temporada
conviven las semanas medidas
por las cajitas del pastillero
o, en una calle de barrio,
el hueco tapado con un coche de bebé.


O el sabor a trébol de tardes enteras
y, en el antebrazo,
las marcas a presión de chapitas
de gaseosa.

Es una misma sustancia:
la de los fuegos artificiales
y la de lo que se petrifica
al fondo del congelador.

«Los años» Luis Chaves.

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Ya casi sonaba la campana
del colegio al que todavía no
asistíamos, faltaban los divorcios,
la crisis del petróleo
y King Kong en la marquesina
del cine Caribe.
Algo sin nombre, algo que no
pronunciábamos ni adquiría forma
alguna en la mente o pensamiento
pero estaba ahí,
y tirados al lado del tronco del cas
era como si la escritura de la fila
de hormigas cambiara de dirección
o llegara de pronto un banderazo
de romero o ruda
o desenterráramos por azar un
soldado o pieza de Lego
que creíamos perdida.
Así sucedía, ya casi se activaba el campanazo
ajeno que para nosotros marcaba
una clausura o desenlace o tal vez un relevo
al que miraríamos alejarse
hacia donde no nos correspondía llegar.
Eso sentíamos apenas
antes de la campana inminente
y algo entendían los animales
porque salían de la casa y entraban
al patio, con el hocico bajo el perro
y un rodeo milenario la gata,
para acompañarnos, para estar cerca
de aquello sin nombre ni entonces
ni ahora, aquello que nos envolvía justo
antes del timbre del colegio vecino,
eso que nos cubría y/o nos atravesaba
cuando estaba por sobrevenir.
Todo esto sucedía cada tarde
más o menos de los
cinco a los siete años.
La abuela, adentro, doblada sobre
el mueble de la máquina de coser como
una bióloga sobre el microscopio,
los ciempiés y otros bichos en la humedad
oscura debajo de las macetas
y los colegiales que apuraban
mentalmente la cuenta regresiva.
Todo esto pasaba cada tarde
exactamente así pero en primera
persona del singular.

«Mientras tanto, prácticamente olvidade en el fondo del patio, crecía el romeo sembrado en una lata grande de avena quaker» Luis Chaves.

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Crítica a la obra
This kind of bird flies backward, 2021
Daniela Brill Estrada

David Caramazana Malia

No es nada nuevo que la literatura y la pintura se complementen para crear una obra que estimule la imaginación del espectador (la crítica suele recurrir a la célebre cita de Horacio: Ut pictura poesis). Tampoco lo es la búsqueda de los límites entre el arte y la ciencia: la disputatio entre artes liberales y mecánicas viaja por toda la Historia del Arte y la Ciencia hasta las vanguardias históricas, del lado artístico, y los artículos de Albert Einstein de 1905, del lado científico*1. Con todo, no sería correcto entender la obra de Daniela Brill solamente como un capítulo más en estas longevas trayectorias creativas.

Daniela Brill Estrada, nacida en Bogotá (Colombia, 1989), es maestra en Arte y Ciencia en la Universidad de Artes Aplicadas de Viena (Austria). Pertenece al grupo Suratómica*2, con clara proyección a difundir nuevas formas de diálogo entre diversas áreas de conocimiento. Su tesis de maestría The Force of Embodiment / La Fuerza de la Encarnación (2019) ha profundizado en los límites entre el arte y la ciencia. A través de esta indagación teórica, centrada en la física de partículas y la cosmología, su trabajo comprende varios niveles de lectura interdisciplinarios.

Aunque parezca que no puede haber más ingredientes, Brill explora dicho campo creativo añadiendo otras intencionalidades. La obra que recoge el presente número de Zéjel corresponde con una revalorización hacia las mujeres que nutrieron el movimiento Beat Generation. Las imágenes que componen la exposición «This kind of bird flies backward» (2021) evocan tanto una poesía visual, como una poesía literaria, fundiendo en los dibujos letras de escritoras no suficientemente reconocidas del movimiento Beat*3. La recuperación de estas mujeres ya fue augurada por Gregory Corso en 1994: “En los años cincuenta, si eras hombre, podías ser un rebelde, pero si eras mujer, tu familia te encerraba (…) Algún día alguien escribirá sobre ellas”*4. Ese momento ha llegado.

La división entre arte y ciencia ha sido siempre uno de los campos de debate más fructíferos. No obstante, hay dos caminos para explorar esta supuesta división: desde el arte hacia la ciencia, o desde la ciencia hacia el arte. Por poner dos ejemplos españoles, Salvador Dalí representaría la primera vía, pues desde el arte perfilaba nuevos conceptos de la física y del psicoanálisis de Sigmund Freud. Antes de él, Santiago Ramón y Cajal, en una exploración inversa desde la ciencia médica hacia el dibujo anatómico, formulaba la primera hipótesis seria sobre las neuronas cerebrales (de ahí que se le conozca como “el padre de la neurociencia”).

¿Fue Cajal más artístico que Dalí? ¿Fue Dalí más científico que Cajal?
Por su parte, Leonardo da Vinci, sería el paradigma o la bisagra entre ambas disciplinas. Su clara faceta de científico experimental a través del dibujo (recordemos sus famosas anotaciones sobre el movimiento del agua o del vuelo de los pájaros) lo sitúan en la cumbre de las propuestas universalistas de su época (l´uomo universale). Sin embargo, en la misma época de da Vinci, un portugués como Francisco de Holanda que se había desplazado hasta Roma para conversar sobre el noble arte de la pintura con Miguel Ángel Buonarroti, dijo: “todo lo que el pintor puede realizar fácilmente en su obra, el poeta no lo podrá nunca conseguir sin caer en el detalle prolijo y la confusión”, reflexión sumamente sugerente. El divino Miguel Ángel añadió que “el dibujo, es la fuente y el cuerpo de (…) todo género de arte plástico, y la raíz de todas estas ciencias”*5.

Más allá de la aceptación-discusión que podemos mantener con cada postura, lo realmente interesante del trabajo de Brill es que nos encontramos ante un camino inverso: de la materia al papel, de la imagen a la letra, de la imaginación al lenguaje, de la vista a la consciencia, y de ahí, a la asociación de ideas. Se trata de una original búsqueda de nueva comunicación. No se comprende la temática como un todo desde el principio, como pudieron hacer un Sandro Botticelli a la hora de crear composiciones basadas en las obras de Ovidio (La Primavera, 1477-1482) o un William Blake ilustrando la Divina Comedia de Dante (1824-1827), sino desde la propia materialidad de los elementos químicos, la exploración estética y su conjugación para crear diferentes formas abstractas*6.

¿Se puede entender, por tanto, que Daniela Brill pertenece al grupo de creadores que parten de la ciencia hacia el arte? Desde nuestro punto de vista: no exactamente. Sus propuestas se hallan íntimamente ligadas y no se puede entender una sin la otra. De esta manera, si para Immanuel Kant el concepto -conocimiento o idea- venía a ser el límite del arte*7, en «This kind of bird flies backward» concepto y arte se funden, pues ambos emergen de sus composiciones como formas de reconocer el mundo y de representarlo.

Brill se adentra en un camino que de momento no tiene respuestas o conclusiones, solo nuevas maneras de desarrollar la creatividad humana en relación con la naturaleza y el finito non finito de la materialidad de la obra creativa (artística o científica). Sus dibujos son una sinfonía imaginativa, un delicioso alimento para los conocedores de la Historia del Arte y, sin duda, para los científicos que escudriñan nuevos caminos para entender el universo y la materia; en fin, para los que buscan inspiración.