El movimiento artístico contemporáneo que conocemos como “arte conceptual” no deja de incorporar obras. Con la mirada puesta en el futuro, aquel atrevido investigador que se proponga la tarea de reunir y sistematizar la producción artística que logra interpretarse desde este enfoque, estará realizando una gesta a la altura de los doce trabajos de Hércules. Creemos necesario indicar que dentro del arte-concepto podemos incluir desde las ya históricas obras dadaístas de principios del siglo XX hasta el plátano pegado a la pared de Maurizio Cattelan de 2019. ¿Estamos ante uno de los estilos artísticos -si es que podemos definir a este movimiento dentro de la desfasada teoría de los estilos- como uno de los más longevos de la Historia del Arte Moderno? ¿Cabe todo bajo el paraguas de «esta es una obra de arte conceptual»? ¿En qué posición deja al espectador el trabajo de los “artistas conceptuales”?
An Wei (1990), pese a su corta trayectoria, cuenta ya con buena presencia en exposiciones individuales según las calificaciones de periódicos como El País1, encarnando esa rara avis que surge de tanto en cuando, pero que todavía no ha levantado el vuelo. Su producción contiene obras muy irregulares. De manera naif y torpemente ejecutados, Wei promociona unos paquetes de tabaco decorados como -y utilizamos sus propias palabras- “diario personal”2. De reseñable valor, las instalaciones que representan objetos cotidianos adueñándose del espacio a través de su duplicidad, juego de espejos inventados, cambios semánticos en la denominación de lo reconocible y perspectivas, donde destacamos la pieza Porcelana (33×46 cm, técnica mixta sobre lienzo) y la pareja Ratón (146×114 cm) y Toro (27×35 cm). Apuntando alto, se encuentra el proyecto Leviathan, una magna pintura (hemos calculado que hubo de medir 12×30 metros aproximadamente) que ocupó la plaza Centenary Square de Birmingham en el año 2016.
El título es una declaración de intenciones, aunque puede desconcertar a aquellos que no estén familiarizados con el libro de Thomas Hobbes3. Con todo, nos aproximamos en un primer momento a la obra con cierto grado de interés y buena parte de vacilación. Una figura masculina en posición fetal, encogida sobre sí misma y cuyos brazos rodean sus piernas. Sin duda, una posición del todo sugerente y cargada de significación. Replegar las extremidades hacia uno mismo, intentar escapar de los pensamientos propios y tratar de contener ese homo homini lupus est4 que se convierte en la mayor representación del ego humano, bien podrían plantear un primer nivel discursivo.
Si esta obra meramente representara los sentimientos más profundos del artista, el interés del proyecto quedaría reducido a poco más que una anécdota. Ya quedaron atrás las épocas en que traducir los sentimientos de los artistas se consideraban las obras de arte más preciadas5, hoy se necesita algo más. Por otra parte, esta pintura guarda cierto ritmo y sentido estético. Podríamos decir que el maestro Umberto Eco si tuviese que elegirla para incluirla en alguno de sus libros sobre estética se decantaría por la Historia de la Belleza6. Desde luego, no se trata del Hombre de Vitruvio de Da Vinci, sino de una figura que se resuelve de forma realista al emplear las viejas técnicas del escorzo -el codo es el que crea más profundidad- y un leve claroscuro. El atuendo de ropa interior, la naturalidad del rostro y corte de pelo y las proporciones aluden al ser humano contemporáneo. A pesar del simbolismo negativo de su postura, que podría traducirse como imagen representativa de alguna enfermedad mental relacionada con la angustia existencial, la pintura contiene cierto grado de belleza y proporción. Todo el cuerpo queda enmarcado dentro de un espacio rectangular blanco y que en uno de sus lados menores queda rematado con un leve arco. Este borde no encierra por completo la figura, pues observamos el recurso del trampantojo que enfatiza la sensación de profundidad.
Sin embargo, ¿dónde reside el carácter conceptual de la obra? Es aquí donde tenemos que tratar dos cuestiones que no hemos mencionado: la experiencia del espectador y la narración que An Wei ha dejado escrita para dar un discurso determinado de su trabajo. Comenzando por la primera cuestión, hay que decir que la obra Leviathan de la plaza de Birmingham ya no existe. Desde su inicio, el artista planificó que los ciudadanos que paseasen por la plaza, por encima de su obra, contribuyesen a desdibujarla y hacerla desaparecer. Y ahora nos adentramos plenamente en el terreno del arte contemporáneo: la relativa importancia de la materialidad de la obra artística. Entonces, ¿qué es más importante: la pintura creada, las fotografías del proceso de “erosión” o la propia acción -por ende, experiencia- de caminar de los brummies7 sobre la obra en sí?
Para contestar con propiedad a estas preguntas, indaguemos en la segunda cuestión, la narración de Wei:
“Leviathan (…) Es representado a través una figura humana a gran escala que es una referencia metafórica usada por Hobbes para denominar el rol del estado, es decir, el “cuerpo político”. Cada uno de vosotros participáis pasando por encima de él representando la sociedad, que surge según Hobbes a partir de la asociación libre de individuos que deciden ceder su voluntad a una asamblea o un soberano con el fin de garantizar la paz y la seguridad. Hobbes habla de que el todo está compuesto por cuerpos y de cómo éstos se distribuyen dentro de un espacio (…) Creemos que somos libres dentro de un estado democrático gracias al derecho al voto, pero como diría Hobbes, la única libertad que nos queda es la libertad de mover nuestro cuerpo dentro de un espacio delimitado. Vuestras pisadas “libres” e inconscientes sobre el cuerpo del estado borran el ideal mismo de democracia. Si un pez nada en una pecera y se siente libre nunca podrá llegar a mar. El resultado final del proyecto es que todos nosotros participemos con nuestras pisadas borrando físicamente el cuerpo del estado”8.
No cabe duda de que la profundidad de su idea complementa la expresión material y el proceso de desintegración del proyecto, último factor que envuelve el significado final y la experiencia estética de la obra. Por ello, hemos de decir que la obra de Wei ha quedado felizmente complementada en todas las dimensiones elaboradas: narrativa (la idea escrita), material (la pintura), erosiva (documentación fotográfica) y experimental (la acción de caminar sobre ella).
Para ir concluyendo, nos resulta atrayente plantear si algún espectador sin el soporte de la idea escrita por el autor podría llegar a acceder a similar concepto abstracto. Bajo nuestro punto de vista, sí que es realizable el planteamiento de supuestos teóricos similares al que expresa Wei sin su ayuda narrativa, valiéndonos solamente del análisis de la obra y del proceso fotográfico. Por este mismo motivo, creemos que merece reconocimiento su trabajo, porque funciona sin el apoyo argumentativo que nos brinda.
En muchas ocasiones, la cartela explicativa que fabrican los artistas dificulta y obstaculiza la valoración de una obra de arte conceptual. Ni qué decir tiene que en un porcentaje alto de casos en que la obra en cuestión viene precedida por la famosa frase “esta es una obra de arte conceptual”, la única aspiración subyacente es pretender elevar el pobrísimo nivel de una pieza que, ni por asomo, responde ni se corresponde con ese concepto elaborado en terreno literario9.
- https://elpais.com/espana/madrid/2021-08-12/an-wei-el-artista-que-se-forjo-entre-rollitos-de-primavera.html. Consultado el 3 de marzo de 2022.
- https://wecollect.club/an-wei-tobacco-paintings/. Consultado el 3 de marzo de 2022.
- Hobbes, T.: Leviathan, 1651, Ed. Andrew Crooke.
- Frase popularizada por Hobbes en Leviatán: “el hombre es un lobo para el hombre”.
- Romanticismo, Simbolismo, Expresionismo y Surrealismo fueron probablemente los estilos artísticos que más desarrollaron los sentimientos y pensamientos personales de los artistas.
- Eco, U. Historia de la Belleza, Barcelona, Ed. 2013; Ib. Historia de la Fealdad, Barcelona, Ed. 2013.Gentilicio coloquial de los ciudadanos de Birmingham.
- https://www.anweiluli.com/leviathan. Consultado el 3 de marzo de 2022.
- Recomendamos la tesis que defiende la doctora Paloma Hernández, véase a este respecto su conferencia en: https://fgbueno.es/act/efo178.htm.
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«Esperanzas en el arte conceptual» David Caramazana Malia.