Listado de la etiqueta: Poesía 8º número

No regué las orquídeas
de mi padre
Ahora están muertas.

Cae el vino sobre
la mesa, sobre
los libros, sobr
e un dibujo, so
bre palabras.
Sobre las flores
cae el vino
y no sé si debería
tirarlas, si
el agua cura, si
sobre la tierra
mi padre siempre
estará muerto.

«No regué las orquídeas» Mercedes Morón.

Crecer en la carencia es convertirse
en apátrida del amor,
en huérfana de la memoria,
en vagabunda del tiempo.

Si pudiera me quitaría cada hueso
y cada músculo, uno a uno,
hasta volver a ser pequeña
y caber en los brazos
de mis padres.

«Crecer es querer hacerse pequeña» Lucía Sánchez.

Hoy me he ahogado en un batido de fresa, han encontrado mi cuerpo nadando en un
charco rosa y enorme en el suelo de mi habitación. El charco ha empapado la alfombra
del Ikea y unos cuantos garabatos que podrían ser, algún día, el nacimiento de un poema.
Mi rosáceo cuerpo ya no llora, apenas tiembla y no abre su boca para lanzar un quejido
al cielo, por si alguien lo escucha. Qué difícil es ser, existir, respirar si los pulmones se
encharcan de mercurio, de baba espesa, de batido de fresa que ha nadado por la tráquea.

«Hoy me he ahogado en un batido de fresa» Gudrun Palomino.

Perder la infancia es
convertirse en el sujeto regresivo
que ansía oír las voces adultas
desde el fondo del agua
como un renacuajo
al que las palabras se le escapan
en la infinitud de las ondas.

Es soñar con aquel que solo necesita
estirar su cuerpo a la deriva
para pensar que el trayecto
puede ser eterno en su fluir.

Es seguir las voces,
perder las branquias,
estirar los huesos
y arrancarse los dientes de leche.

Crecer es salir a flote, respirar
y gritar.

«Infancia» Lucía Sánchez.

Como montañas
un recuerdo tras otro
se desdibuja

«Memoria» Celeste Miranda.

Salimos las dos
en este álbum sin fotos
desmemoriadas

«mer /mère» Celeste Miranda.

alguien nos daba un cubo de agua
y luego trotábamos alegres hacia las hileras
con las últimas fresas

el regalo era comerlas allí mismo:
el presente era lo único que teníamos permitido

las cogíamos con temor a perderlas
como si apuráramos siempre agosto
al final de un camino seco

hundíamos la mitad de nuestros dedos
con las tardes cortadas entre ellos
y nos las llevábamos a la boca

un jugo fresco y rosado
caía desde la comisura de los labios
y dibujaba el rastro de la infancia en los bosques

nos sentíamos ladrones de frutas consentidos,
libres y seguros en nuestro gesto en medio de aquel campo
– no como aquella vez,
¿recuerdas los naranjos del huerto tapiado? –

las manos y las lenguas
brillantes y pegajosas
parecían delatar un crimen
llenos y satisfechos hacíamos recuento
nos mirábamos regocijados
– ¿qué venía después? –

un pedazo de nosotros también
perdió sus frutos
al final de la temporada

María Pérez Cordero.

Y si hiberno todo el invierno,
¿qué te parece? Con la nariz enterrada
en el montón mullido de piel
que me protege por las noches y a veces mordisqueo
hasta que llego a hueso pulido
y me puedo enganchar.

Así me quedaré
durante las nevadas,
anclada a tu vértebra cervical

«Cabaña de invierno» María Alcaraz.

me voy a tatuar una casita azul para que vivan allí nuestros corazones
y en este mundo de relaciones intertextuales
esta casita será nuestra
nos hipotecaremos y pagaremos este pequeñísimo trozo de tierra
fetichizaremos un pedazo de cemento porque será plural
y lo plural es un lugar seguro
me voy a tatuar una casita azul porque el azul es el color del agua y el agua es dulce y salada y
podemos estar enamorados y seguramente no pero y si quizás y si sí y si se posara una mariposa en
tu brazo cuando estemos morreándonos en el césped del jardín? eh? y si le cantara una nana a tus
orejas blancas de niña?

«me voy a tatuar una casita azul…» Paula Escrig.

No.
No está desajustada la ventana;
La que está desquiciada es mi memoria
Ángel González

Ya no entra claridad por la ventana.
Tampoco las fachadas colindantes,
ni un azul −que no es azul−
sucedáneo de cielo.

Quizá me confunda
el velo de nostalgia que envuelve los parques
o las voces de los niños diluyéndose
en la ligera brevedad del día.

«Ya no entra claridad por la ventana» David Ferrez Gutiérrez.